la historia de hoy una simpática alemanita. Su nombre era Ilse Koch y se hizo famosa por sus manualidades únicas en el mundo (ya veréis mas abajo a lo que me refiero).
Ilse Köhler nació en Dresden, Sajonia el 22 de septiembre de 1906, hija de un labriego que posteriormente llego a encargado en una fabrica.
De pequeña era considerada una niña tranquila y de buen comportamiento y fue popular entre los chicos de su edad. A los 15 años dejó los estudios y empezó a trabajar en una fábrica, aunque no tardó en convertirse en dependienta de una librería.
la joven Ilse se interesó por algunos de los personajes que frecuentaban el negocio, entre los cuales se encontraban miembros de una rama oficial del Partido Nazi. La joven atractiva y pelirroja no tardo en abrirse paso entre sus filas y tuvo aventuras con varios miembros de la SS.
Poco a poco fue escalando puestos, se convirtió en secretaria de los nazis y fue personalmente elegida por Heinrich Himmler, jefe de las SS y de la Gestapo, para que se casase con Karl Koch, un empleado de banca que había alcanzado una alta posición como su ayudante principal.
Karl Koch
La boda se celebro en 1936. Con el tiempo Karl Koch fue nombrado coronel del campo de concentración de Sachsenhausen, construido en las proximidades de la capital.
En 1939 Karl Koch fue nombrado comandante el campo de concentración de Buchenwald, uno de los primeros y mas grandes de los construidos por los Nazis. Dicho campo era también conocido por los experimentos médicos que se llevaban a cabo con los prisioneros.
Imagenes de Buchelwald
En este campo, nuestra querida Ilse desarrollo diversas técnicas de castigo y tortura, que le hicieron ganarse apodos como "La bruja de Buchenwald", "La Perra de buchenwald" o el mencionado en el titulo de esta entrada, entre otros.
Al principio, sólo se tomó pequeñas libertades aunque no tardó en abarcar otras actividades. Obsesionada con su aspecto, Ilse se daba baños en vino de Madeira mientras miles de prisioneros morían de hambre a pocos metros de la entrada de su casa. De día caminaba por el campo, armada de un látigo y pegando a los detenidos cuyo aspecto no le gustaba. Azuzaba a los perros contra las embarazadas y chillaba encantada al comprobar que se asustaban. De noche organizaba orgías lésbicas con las esposas de los oficiales. Luego se dedicó a los subordinados de su marido y llegó a tener aventuras con doce a la vez. Ilse quedó fascinada con las técnica de castigo y la tortura y no tardo en ganarse la fama de ninfómana y sádica. Uno de sus múltiples y retorcidos placeres consistió en permanecer a la entrada del campo a medida que llegaban nuevos prisioneros, los esperaba con los pechos desnudos, los acariciaba y gritaba comentarios subidos de tono, si alguno cometía el error de mirarla lo golpeaba hasta perder el sentido.
"...un domingo de febrero de 1938, los prisioneros tuvieron que permanecer en pie desnudos en la plaza durante tres horas mientras hombres de las SS examinaban su ropa. Durante este tiempo, la esposa del asesino masivo Koch y las de otros cuatro oficiales de las SS estuvieron ante la valla de alambre espino mirando lascivamente a los prisioneros desnudos."
Declaración de un testigo durante el juicio de Ilse Koch
Cierto día los guardias ejecutaron a unos prisioneros mientras trabajaban. A Ilse le gusto tanto este hecho, que cogió una pistola y añadió veinticuatro víctimas mas a la lista de muertos.
También le encantaba adornar su hogar con trofeos, digamos... peculiares. Un día ordenó que decapitaran a varios prisioneros y encogiesen químicamente sus cabezas para que quedaran del tamaño de un pomelo, docenas de esas cabezas decoraban su comedor, en el que cada día comían ella y sus hijos.
Cierto día se le ocurrió una idea, ordenó que desollaran a varios prisioneros y que con su piel la costurera preparara cubiertas para libros, billeteros, guantes y pantallas. Mientras la mayoría de las madres alemanas tejían para sus hijos bufandas y calcetines de lana, Ilse producía artesanías con restos humanos. Muchas de ellas terminaron en Berlin como regalos a altos mandos Nazis.
Tatuajes arrancados a prisioneros
Diferentes adornos, cuadros y lamparas creadas con piel humana
" [...] Era una mujer muy hermosa de largos y rojos cabellos, pero con la suficiente sangre fría como para disparar a cualquier preso en cualquier momento. Tenía en mente fabricar una pequeña lámpara de piel humana, y un día en el ‘Appellplatz’ se nos ordenó a todos desnudarnos hasta la cintura.
Los que tenían tatuajes interesantes fueron llevados ante ella, para escoger los que le gustaban. Esos presos murieron y con sus pieles se hicieron lámparas para ella. También utilizaron pulgares momificados como interruptores [...] "
Kurt Glass, preso jardinero de los Koch y testigo en los juicios de Dachau de 1947
En 1945 el poderoso Tercer Reich comenzó a desplomarse e Ilse huyo de Buchenwald y se dirigió al oeste, en busca de la seguridad de los aliados. Durante los meses siguientes se perdió en el anonimato convencida de que los aliados estaban buscando a gente más importante. En 1947 fue capturada y encarcelada.
Ilse Koch durante su juicio
A las puertas de la sala del tribunal se congregó una multitud que exigió su ejecución inmediata. Las autoridades la condenaron a cadena perpetua con trabajos forzados. En 1951 el general estadounidense Lucius D. Clay le concedió la libertad, basándose en "insuficiencia de pruebas" y en cuanto salió de la cárcel fue nuevamente arrestada y juzgada, siendo condenada otra vez a cadena perpetua.
En 1967, desde su celda de la cárcel bávara de Aichach, Ilse escribió a su hijo una carta en la cual no manifestó remordimientos ni la menor pena por los crímenes cometidos. El 1 de septiembre, a los sesenta y un años Ilse Koch ató varias sábanas, las sujetó de la lámpara que colgaba encima de su cama y se ahorcó. En su última carta escribió: "No hay otra salida para mí, la muerte es la única liberación"
loca loca loca.
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